Llegaste
con tacones en la mano,
caminando de puntillas,
sigilosa.
Llegaste
risueña,
con ganas de fiesta,
con ganas de fiesta
en la cama.
Tenías ganas de risas,
de rosas
y de bares.
Tenías ganas de tequila,
de revolución,
de libertad.
Y qué bonita era tu libertad
y qué bonita eras tú al llegar de fiesta.
Tu imagen describía la noche,
la noche de un Viernes
y el amanecer de un Domingo.
Y qué ganas de ayudarte
Y qué ganas de desnudarte
Y qué ganas de verte dormir,
porque cuando dormías,
sabías a domingo de té y cama,
de poesía y tú,
de nosotros.
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